Conoce a tus suegros

Qinceras, sabemos que a estas alturas ya estáis preparadas para vuestro primer retoño. Esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero ya haremos un artículo sobre madres adolescentes en el futuro.

En lo que se traduce la maternidad, es que tenéis que conocer a los padres del Johnny, que serán los abuelos de vuestro hijo, el Kevin, o vuestra niña, la Jenny. Éste debe ser vuestro mayor acto social desde la comunión, así que hay que prepararlo a conciencia.

En Qince sabemos que el protocolo os la suda. Cuando estáis con vuestras amigas, eructos y rascamientos ficulares abundan. Sin embargo, creemos que la sinceridad y la propia personalidad son fundamentales en estos casos, así que vamos a explicaros unos mínimos para que seáis correctas sin perderos a vosotras mismas.

1. El vestuario.

Insinúa, pero sin ser un zorrón. Un buen escote puede mantener distraído al suegro más pesado que te puedas imaginar. Eso es un punto a tu favor, porque sólo tendrás que ocuparte de la suegra que te acosará con todo tipo de preguntas. Sí, pero es una viejuna y tú estás muy por encima.

Si se te sale un pezón, los tienes a ambos con la boca cerrada (o abierta, según se mire) toda la comida. Asegurado.

Faldas y pantalones para sordomudos (ésos en los que se te pueden ver o leer los labios perfectamente) no son lo más apropiado para la ocasión, pero como si tienes otra cosa, tendrás que apañarte. Sin embargo, algo sutil puede contribuir a lo que hemos visto en el primer punto.

Ponte bragas. Sin más explicaciones.

Ni falta hace decir que deben estar limpias. Sólo ésta vez.

Éstas irán solas a la lavadora.

Taconazo. Si consigues ser más alta que su madre, intimidarás. Se cortará y no te preguntará por tu engorroso pasado. Ya explicaremos más adelante cómo hablar del pasado sin tapujos, no tienes que avergonzarte de él.

El maquillaje, que abunde. Si lo dejáis el Johnny y tú, sólo tienes que quitarte el pote y su familia no te reconocerá por la calle. Raya del ojo hasta la nuca, etc., etc. Qué os voy a contar que no sepáis ya. Si hubiera duda, ésta es la página web oficial de Amy Winehouse.

Las cosas claras desde el principio. Pero no exageres. Quizá un saludo como “hola, soy la que se folla a su hijo”, u “hola, con esta mano se la agarro a su retoño” no es lo más adecuado. Practicad delante del espejo.

2. En la mesa.

Ya has dado la primera impresión. Ahora te sientas a la mesa de tus suegros. Te vamos a destapar los mitos sobre los modales al comer.

- Mancharse está feo. Tu primer paso debe ser evitar esto a toda costa. Deja colgar la servilleta (o el mantel en su defecto) desde tu escotazo, quiero decir, desde la camiseta. Sin embargo, si tienes un entreteto lo suficientemente pronunciado, puedes sujetar la servilleta entre los pechos. Esto entretendrá al padre.

- Entrantes. Una casa con glamour como la del Johnny te recibirá con todo tipo de embutido y fritos varios. Sabemos de sobra tu pregunta. Sí. Sí que puedes comerlo con las manos. Por supuesto que mancha, pero puedes chuparte los dedos. Esto dará un aspecto familiar y casero que gusta a todos.

- Primer plato. Un buen plato de cuchara. Una caldereta, fabada, garbanzos, lentejas, cocido… Puede caer lo que sea, pero una platada bien grande. Aunque sea por hoy vas a tener que dejar la operación bikini, o al menos espera hasta llegar a tu casa para vomitarlo todo. Sorber está bien, demuestra que estás comiendo y no engullendo como los pavos. Cuidado con sorber los garbanzos, puedes acabar mal.

- Segundo plato. Carne, seguro, pero seguro, seguro. Si tiene palo (pata de pollo, conejo, costillas, etc.) está bien usar las manos y chuparse los dedos como en el caso anterior. Los huesos se dejan en el vaso, en el plato estorban.

- Postre. Repite postre. Tripite si es necesario.

- Copichuela. A lo mejor prefieres no beber. Puede ser perfectamente una trampa de tus suegros para comprobar si eres una borrachilla. Sin embargo, un par de copas, o cinco, te soltarán mucho la lengua y serás más sociable. Todos tus amigos te dicen que molas más si estás borracha.

- Regüeldo. Al terminar de comer, puedes soltar un buen eructo. La boca bien abierta y echándote hacia adelante. No te vayas a avergonzar ahora. Un eructo (o, en su defecto, la proyección de un ardor) es símbolo de saciedad, y tus anfitriones deberían quedar contentos y satisfechos. Si te miraran mal, insiste en que es símbolo de educación en otras culturas.

- Entre dos piedras feroces, hay un hombre dando voces. Si hay fabada, será inevitable, pero el pedo en la mesa está mal visto. Esto es convencional, pero aun así hay que respetarlo. Si no huele, o no suena, o ambas cosas, no te cortes. Si te descubren, haz ruido con la boca, disimula o acusa a otro (el que primero lo huele, debajo lo tiene).

- Escupir. Si quema, no pasa nada… Ahora bien, no mojes a nadie.

- Tabaco. Al fin y al cabo, estás en tu casa (eso te habrán dicho nada más entrar) y tus vicios son tus vicios. No hace falta que preguntes. Hay cosas que no se preguntan, ¿ok? Para no molestar, eso sí, no pidas cenicero: usa platos, vasos, etc. ¿Te apetece entre plato y plato? Sin problemas.

- Paluegos. La comida entre los dientes es molesta. No molestes a nadie con palillos. Usa tus pendientes para limpiarte y acabarás antes.

Pura convención.

3. Demuestra tu amor.

Tus suegros tienen que ver que estas con su hijo por amor. Esto se demuestra con besos abundantes a todas horas. Con lengua, sin lengua, bocarriba, bocabajo, en el sofá, en la cama de papá y mamá…

No queremos un besico. Queremos LOTE TOTAL.

Que no falte un buen magreo. Que se note la confianza y la complicidad. Como la hay, tus manos no sobran en su culo/paquete/pecholobo.

Que no falte. ¡Que no falte! El mote sexual. Es esencial. Un mote sexual demuestra muchísimo. Si no lo tiene, te damos aquí algunos ejemplos:

- Campeón 33 cm.

- Vlad el Empalador.

- Obi wan Kenabo

4. De qué hablar.

Bien, ahora sólo te queda salir del paso en las conversaciones que puedan salir en la comida. En cualquier caso, trataremos en profundidad el tema de la relación cotidiana con las suegras más adelante. Ahora vamos a darte ideas generales de lo que puedes hacer.

Temas recurrentes:

- Sexo. Háblales de las relaciones con tu semental.

- Política. ¿Por qué no? Te hará parecer más lista de lo que eres. Por mucho que te digan, no es necesario que te informes sobre su ideología.

- Herencias. De ahora en adelante, será tu tema favorito respecto a tus suegros.

- Tus pechos. Es un tema de confianza con tus amigas. Gánate a su madre comparándolos con los tuyos.

- Un buen chiste une. Pídele a tu suegra que diga “mi moto alpina derrapante” todo con la letra “e”. Descojónate del resultado (la boca bien abierta, grandes carcajadas y golpes en la mesa, símbolo de diversión y comodidad).

Esperemos que esto os ayude. Como hemos dicho, en Qince seguimos atentos a lo que os interesa, y pronto hablaremos de cómo haceros amigas de vuestros suegros y conseguir la herencia.

Mil besos, y gracias por seguir leyendo, chicas.