El camino a la gloria (III)

Bienvenidos una vez más, hombres sin éxito, a nuestra revista para qinceañeras y a esta fantástica colección de consejos de comportamiento en las primeras citas. Como dijimos el lunes, hoy vamos a hablar de los piropos.

Los piropos son una cosa que sirve para emocionar a las mozas y hacerlas sentir bien. Sin embargo son un arma de doble filo, ya que pueden hacer que se sientan poderosas y superiores, y eso puede desbaratar nuestro objetivo de la palmada en la nalga.

Por tanto, observemos dos ejemplos erróneos de piropo o agasajo antes de dar el bueno.

"¿Te han dicho alguna vez que tienes una mirada muy interesante?" MAL. ¿Por qué? os preguntaréis seguramente. Porque si al día siguiente dices uno peor, le va a sentar mal. Y ahí ya estás jodido. Es más, seguramente ni la hayas mirado a los ojos y si vuelves a hablar con ella y le dices que los tiene rosaditos, a ver cómo le explicas que te has confundido con sus pezones. Este es un claro ejemplo de aflojar cuerda. Hay que atar en corto.

"Tienes unos ojos bonitos" MAL. ¿Por qué? os preguntaréis. Porque es lo que quiere oír pero no lo que quieres decir. Estás concediendo demasiado. El piropo es un regalo, pero no tienes que regalar lo que ella quiere. Con eso le das poder y estás hundido. Hay que encauzar la relación desde el primer día.

Hay que conceder sin ceder. Recordad este lema. La respuesta correcta a la pregunta principal de este artículo ¿cuál es el piropo correcto?... "Vaya tetas" BIEN. Con esto se sentirá deseada y verá que te has fijado en ella, y eso es bueno, pero no llegará al extremo de creer que te tiene en sus manos. Te tiene en sus tetas, obviamente. Y ahí mandas tú.

Si queréis saber si es bueno o no meter mano en la primera cita, tendréis que esperar a la siguiente entrega de "El camino a la gloria".