El camino a la gloria (II entrega)

Chicos, bienvenidos una vez más a vuestro espacio en Qince. Porque vosotros también podéis ser casi guays si os lo proponéis. Sólo necesitáis actitud.

Eso es lo que queremos daros, actitud. En la primera entrega hablamos de cómo ser el macho alfa desde la primera cita con una simple maniobra. Sin embargo convertirse en el jinete de tu jaca no es una tarea cualquiera. Requiere, como dijimos, más de cinco maniobras como la anterior. En Qince las contamos todas.

Si hay algo que es imprescindible, es hacer saber lo que uno quiere. Así que dejemos las cosas claras justo después de saludarla.

No hay nada mejor para empezar una cita que hablar de lo que se espera de la relación que empieza. Y como siempre, hacemos concesiones dando la mano pero no el brazo.

Lo que "El Bombas" debe decirle a La Jessi esta vez es que no va buscando una relación seria. Con frases como: "te quiero para un polvo", "hoy estoy contigo pero mañana lo mismo no", "tienes buenas tetas", etc.

Con esto nuestro genio, "El Bombas" consigue que la Jessi se sienta presionada al sentir que no le tiene. Esto es, la Jessi se sentirá presionada y se verá obligada a recurrir a todo en la primera cita porque su reputación se verá muy resentida si queda con él y no se lían. Dirán que es bollera.

Con esto, "El Bombas" conseguirá meterle la mano en las bragas a la Jessi en la primera cita, y ya podrá decidir si vuelven a quedar o no.

La decisión es siempre del Bombas, y ya conocéis nuestro objetivo: convertir la palmada en la nalga en el premio y la gratificación que ellas esperan por todo (siempre con mesura, ya sabéis: no son galgos).

Este es el fantástico ejemplo de hoy para primeras citas. Y ya van dos. En la próxima entrega: los piropos. Cómo tirarlos sin que ella sienta que manda.